dimecres, 24 de març del 2010

TRIBUS URBANAS Y ADOLESCENCIA


El fenómeno de las tribus urbanas no es nada más que la búsqueda de los jóvenes por aquella identidad tan añorada. Cuando un joven se junta a una sociedad que posee las mismas tendencias, modas, etc. que él, este se sentirá identificado tanto con el grupo como con sus modas y sus símbolos.


Madrid Noviembre 2009 Beatriz Quiroga
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El tema de las tribus urbanas ha sido uno de los que más páginas de libros, periódicos y revistas, y más horas de radio y televisión ha llenado en las últimas décadas. La recurrencia del tema revela el intento que la sociedad adulta ha hecho - y hace - para comprender las nuevas formas de vida, de cultura y de ocio de la adolescencia y juventud, y de sus maneras de adaptarse a un mundo en constante cambio.
Bajo la denominación de tribus urbanas se describe a las agrupaciones de jóvenes y adolescentes que comparten un modo de ver la vida, una estética particular, la adhesión a un estilo musical, etc., y que se da especialmente, aunque no únicamente, en entornos urbanos.

Han sido diversos los estudios sobre el tema que se han hecho desde disciplinas tan dispares como la Antropología, la Sociología, las Ciencias de Comunicación e incluso la Psicología, pero, en resumen, se podría definir una tribu urbana como un espacio:

  • que se constituye con un conjunto de reglas específicas a las que el joven decide confiar su imagen parcial o global, con niveles bastante amplios de implicación.
  • que es un lugar de mitos, donde sus miembros pueden construir una imagen, un esquema de actitudes y comportamientos gracias a los cuales su sentido de identidad queda reafirmado y reforzado.
  • que es un lugar de desorden y agitación social, en el sentido de que sus miembros deciden “declarar la guerra” a la sociedad adulta de la que no quieren formar parte.
Donde la relación de pertenencia es intensa y aporta un sentido existencial. Las acciones de los miembros de los grupos se sostienen en esta pertenencia, lo que deriva en una cierta des-responsabilización de los individuos respecto a sus propias acciones.

Desde la Psicología y la Sociología, los autores coinciden al afirmar que la búsqueda de una identidad social que lleva al adolescente a buscar un grupo con el que identificarse coincide con el momento normal y más crucial de la búsqueda de la propia identidad. Esto, además, explicaría el carácter transitorio que suele tener la pertenencia a estas tribus.
Cualquiera con un hijo adolescente sabe lo complicada que es esta época para toda la familia. Un periodo de inestabilidad emocional, de crisis de identidad, un momento en el que a los padres a veces les cuesta reconocer a su hijo como a la persona que creían conocer. No en vano, los últimos estudios en neurociencia determinan que durante este periodo, no sólo hay cambios a nivel hormonal, sino que también se producen drásticas modificaciones en el cerebro. La neurocientífica Sarah Blakemore, investigadora del Institute of Cognitive Neuroscience del University College de Londres, especialista en la investigación del cerebro adolescente y basándose en las tecnologías que permiten ver el funcionamiento del cerebro en vivo, afirma que la adolescencia es “una época de desarrollo cerebral especialmente importante” y que es "un periodo donde la conciencia de uno mismo, la influencia de los semejantes, la asunción de riesgos...todas estas cosas cambian".

Judith Rich Harris, en el capítulo dedicado a la adolescencia de su polémico libro “El mito de la educación”, nos habla de un equipo de psicólogos que estudió a adolescentes durante la década de los 70 llegando a la conclusión de que “ser miembro de un grupo era un factor clave para el desarrollo de la personalidad”; también cita al etólogo Eibl-Eibesfeldt cuando éste habla de los ritos de paso de las tribus tradicionales diciendo que “el chico debe emanciparse de su familia para que pueda identificarse con el grupo (sociedad) a otro nivel. Debe desarrollar una lealtad al grupo que va más allá de la lealtad a la familia […], ya que la iniciación saca al chico de la esfera de su familia inmediata y lo entrega al grupo”.Y, concluye diciendo que “cuando se reparten entre grupos, los adolescentes se están definiendo a sí mismos.”

Es comprensible que muchos padres al encontrarse en el pasillo con un desconocido disfrazado de “Eduardo Manostijeras” se lleven un susto de aupa. O, que la batalla campal en contra de los vaqueros cochambrosos, rotos y deshilachados nos dejen un profundo agotamiento existencial, pero todo pasa… y todo queda. Eviten oponerse o desaprobar la indumentaria de sus hijos, sólo conseguirán reforzar esa actitud. No caigan en la angustiosa, aunque comprensible pregunta: pero, ¿te vas a poner eso para ir a ver a tu abuela? Intente respirar, tomarse las cosas con sentido del humor, aceptar el reto que les proponen los adolescentes y recen a Santa Rita para que este momento vital acabe lo antes posible.

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"Las tribus urbanas son cazadoras de identidad"

22/09/2009


Sostiene Costanza Caffarelli, antropóloga de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN), que analizó el fenómeno de los grupos sociales de los emos, floggers, punks y los rolingas. ¿Cómo reconocer cada tribu? ¿En qué creen? ¿Cómo se visten? ¿Qué música escuchan? ¿Son violentas o sólo rebeldes? Estas y muchas otras preguntas se buscan responder en el libro ?Tribus urbanas. Cazadores de identidad".

La antropóloga Costanza Caffarelli de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN), Argentina, estudió el fenómeno sobre jóvenes y tribus urbanas . Caffarelli es licenciada en Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNICEN y magíster en Problemas y Patologías del Desvalimiento y en Gestión Educativa. En su publicación analizó los nuevos intereses, gustos, costumbres y valores de los adolescentes de hoy.

El libro explora una cuestión que inquieta a la opinión pública en los últimos tiempos: el fenómeno de las tribus urbanas. Estas manifestaciones juveniles se expanden cada vez más en ciudades de América Latina, así como en Estados Unidos y Europa.

Son grupos que comparten una visión del mundo, una cierta ideología, una estética (peinado, maquillaje, modo de vestir) y el gusto por determinado género musical. Toman distancia de la sociedad, del "mundo adulto", y constituyen espacios de encuentro y de contención, en los cuales comparten intereses e inquietudes, y se brindan protección unos a otros.

Desde los históricos hippies y rockeros, pasando por punks, heavies y góticos, hasta los actuales indies, ravers y floggers, y los sugestivos emos, una gran cantidad de agrupaciones se ha conformado, con una fuerte marca en común: manifestar la insatisfacción que les genera el modo en que el mundo los trata.

Hacer a un lado los (pre)juicios Según la autora, también doctorada en Ciencia Política, se trata de hacer a un lado los (pre)juicios, para poder saber de qué se trata y qué hacer para abordar este fenómeno de las tribus urbanas, que de un modo u otro, ha venido para quedarse.

"La idea o el concepto de tribus urbanas es bastante nuevo, aparece a fines de los años 80 y los 90, para dar cuenta de los fenómenos de agrupamientos juveniles" explicó la investigadora de la UNICEN.

En su investigación, trata de comprender
"cómo los jóvenes se congregan a partir de ciertas afinidades, intereses, gustos, ideales e intereses compartidos, en el marco de un concepto que ha sido bastante discutido".

Respecto a esa discusión del concepto de tribu urbana, especificó que se da en torno a
"si se trata de tribus o no y por qué, pero creo que lo interesante es que sirve como herramienta para pensar cómo es el agrupamiento o el fenómeno de agrupamiento en los jóvenes".

En tal sentido, estima que lo más interesante está en saber
"por qué y cómo aparecen esos grupos, y debido a qué se da en esa etapa de la vida", marcando diferencias sobre todo a partir de la ?apariencia? en su forma de ser y desenvolverse en la sociedad.

"La apariencia tiene que ver con aspectos filosóficos, lo que cada tribu presenta como consigna que lo identifica, pero también el aspecto estético es uno de los que quizás más llama la atención porque es lo más visible, y hasta lo más provocador".

Para Cafarelli, es a partir de lo estético que las tribus "construyen esa provocación". Tras mencionar el ejemplo del surgimiento de los punks en Inglaterra durante la década del 70, con crestas y pantalones rotos en medio de una sociedad conservadora, indica que se trataba, en aquel entonces, de
"una estética que implicaba una provocación, algo que se sigue dando pero de diferente manera y en un contexto distinto, por eso hay que leerlo en su contexto histórico".

Tecnología, emos y floggers

Precisamente revisando ese concepto de tribu urbana, Cafarelli aclara que "respecto a emos y floggers se visualiza el uso de la tecnología y las comunicaciones como denominador común, o sea estos grupos están mediados por la tecnología, el uso de internet, las cámaras y lo que se ve por el hecho de subir esas fotos a las páginas".

En su análisis, surge que existe
"una facilidad y una velocidad en la comunicación que va produciendo otro tipo de intercambios o que tiene que ver ya con otros soportes".

El fenómeno se ve en edades que van de los 13 a los 20 años aproximadamente.
"Siempre se producen estos grupos de pares, donde los jóvenes van saliendo un poco de sus casas, experimentando socialmente, viviendo en el afuera, y entonces la constitución de esos grupos ayuda a que la salida sea menos traumática y conflictiva".

Respecto a las situaciones de violencia, que suelen aparecer mediáticamente asociadas a estas tribus, sobre todo en los medianos y grandes centros urbanos del mundo- pueden encontrar alguna explicación: "de algún modo tienen que ver con afirmar la identidad, de un modo exacerbado y violento. Por ejemplo, es como decir: a ese otro como no es como yo, no lo tolero ("no lo banco") entonces lo agredo. De esta forma se trata de preservar la propia identidad y remarcar esa diferencia de la peor manera".

Por otra parte, históricamente, la música, la literatura, el teatro, el cine, y la cultura en general ha generado estos movimientos diferenciables, quizás hoy más visibles por el avance constante y vertiginoso de la comunicación.

"Siempre se da en torno a lo que llamamos el consumo cultural, y que también tiene que ver con la vestimenta" remarca la autora del libro.

A no preocuparse, ya se le va a pasar

Lo cierto es que la antropóloga señaló que "siempre cuando se es adolescente se es parte de un grupo. Muchos padres, ante el avance de las tribus suelen preguntarse: si mi hijo es flogger o se viste de manera no convencional ¿debo estar preocupado? En realidad ser parte de un grupo es una cuestión prototípica de esa edad, por eso los padres en realidad no deberían preocuparse ni alarmar a su hijo, dado que el chico está en esa experiencia social como parte de un grupo".

Y amplió, respecto a las inquietudes que abordan por lo general a la juventud: "se trata de constituirse como grupo, con chicos y chicas que quizás están sufriendo lo mismo que ellos. Se trata de ver cómo
"me banco esto de salir a tener que lidiar con el afuera: tengo que salir de noche solo, volver, como usar la plata, defenderme en el colegio de determinadas situaciones" diría un adolescente.

Ante ese panorama, Cafarelli finalmente plantea que
"es ese momento donde se van jugando como sujeto en sucesos dolorosos o difíciles de asumir, y para eso los jóvenes van buscando esos grupos de referencias, más allá que no sean tribus. Todos fuimos chicos y parte de un grupo, siempre nos encontramos en eso que nos permite ir viviendo una experiencia social para intentar ver, de a poco, con que nos encontraremos luego".

Fuente: Prensa, UNICEN, de Universia Argentina.


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